Queremos que nuestros hijos se sientan seguros, pero a veces la vida da un poco de miedo. Si los niños que ama se sienten ansioso, eso no es extraño.
Es normal. Aquí hay tres formas en las que puede ayudar.
La ansiedad es lo que sentimos cuando nuestras preocupaciones sobre el futuro se nos salen de las manos. Eso provoca reacciones de estrés en su cuerpo.
Aquí hay señales que debe buscar:
Si es así, estos podrían ser signos de que sus hijos se sienten ansiosos. Lo están afrontando consiguiendo extra enrollado, o de lo contrario evitando cosas.
Eso es normal. Pero no es la mejor forma de lidiar con la ansiedad.
La ansiedad nos habla de cosas malas que podrían suceder en el futuro, pero las cosas malas son nunca la imagen completa. Ayude a los niños a obtener una perspectiva más equilibrada con algunos preguntas.
Primero, pregúnteles por qué se sienten preocupados. Escuche la respuesta. Hazles saber que te importan.
Luego pregúnteles, ¿qué es lo peor que podría pasar? Lo más probable es que la realidad no ser tan malo como lo que temen. Hablar de esas preocupaciones las pone en perspectiva.
Luego, pregúnteles a sus hijos, ¿qué es lo mejor que podría suceder? Cuando estamos ansiosos solo nos enfocamos en lo negativo, pero imaginar un futuro positivo les da a sus hijos el equilibrio y les da esperanza.
Si a sus hijos les gusta dibujar, pídales que hagan un dibujo de este resultado positivo. Dibujalo les ayuda a calmar la ansiedad y ver las cosas de una mejor manera.
También ayuda a los niños a saber que usted ha sentido lo que ellos sienten. Y ayuda aún más si puedes bríndeles herramientas para que se utilicen a sí mismos la próxima vez que se sientan así.
Así que dígales a los niños que ama lo que hace cuando se sienta ansioso.
Podría decir: «Cuando me siento así, respiro profundamente un par de veces».
O podría decir: «Cuando me pongo nervioso, empiezo diciéndome a mí mismo que puedo hacer esto».
Aprender a sobrellevar la situación empodera a los niños: convierte los sentimientos de miedo en oportunidades de ser fuerte. Y cuando estás allí con ellos, les dices a tus hijos que no lo están solo. Esa podría ser la mejor fuerza de todas.